cuando empieza a rayar el sol en las persianas y se desvanecen todas las imágenes oníricas, como si de un agujero negro se tratara.
Ese instante en el que tu mente se empieza a alejar de tu cuerpo y, como si flotaras, planeas por la habitación sin querer ver tu cuerpo tendido, sin fuerzas,
sin sueños,
sin aliento,
sin sentido...
Ese espacio que se abre en el tiempo descansando lejos de las palabras que te hirieron, lejos de los sueños que jamás alcanzarás.
Es ese espacio en ese lugar cuando se pierde el sentido de los sonidos y dejas de escuchar.
Todo se pierde en un instante y, como los cristales de una copa, jamás volverán a su forma original.