jueves, 30 de octubre de 2014

Volver atrás.

Quiero un día en el que no haya que pensar, ni en el tiempo ni en lo que podamos olvidar. Un día en que no tenga que buscar nada, y que encuentre cosas en las que ni siquiera pensaba.
Quiero un día (como hubo tantos hace ya tiempo) de esos en los que el Sol no es más que el calor del verano, y nada de una estrella demasiado cercana que me haga pensar en el apocalipsis.

No quiero pensar.

Un día para ensuciar las rodillas de verde y la cara de marrón.
Quiero un día en que no exista el ordenador, en que no piense en internet (en que no piense), no cabalgue por mi mente nada más que dragones y espadas del cuento que leí anoche. Quiero un día para volver atrás y compartirlo con los que no están. Quiero un día azul y verde, que me haga reír hasta doler y saltar y correr. Quiero un día de aquellos tan largos, de juegos de mesa y rayuela en la calle, de risas por comenzar, de vidas que empiezan a caminar.

miércoles, 29 de octubre de 2014

Dos fantasmas.



Luces apagadas y atardeceres a medio hacer serán los testigos de lo que llegarían a ser.

martes, 28 de octubre de 2014

Ahí está.

Ahí está.
Sentado.
Sólo.
No piensa.
No mira.
No ve.
No escucha,
ni oye.
Ahí está.
Sentado.

Ahí está, siente al mundo pasar.
Siente cómo el mundo duele en él.
Siente la agonía del hambre en su estómago, siente el dolor de las balas en sus huesos, siente el sufrimiento de la muerte, siente el tormento de las mentes perdidas, siente el dolor en sus brazos, siente el dolor en sus ojos, siente el dolor en sus pulmones y hasta siente el dolor en el bazo.
Siente sus nervios colapsarse.
Ahí está.
Sentado, sintiendo al mundo pasar.
Sintiendo al mundo doler.

Ahí está.
Sentado.
Rodeado de gente.
No piensa.
Siente.
No mira.
No ve.
Siente.
No escucha,
ni oye.
Ahí está.
Sentado.
Sintiendo al mundo doler.

lunes, 27 de octubre de 2014

Dejad ya de llorar y de malgastar sueños y vallamos a besar la lápida de Oscar Wilde.

Se separaron como dos polos no opuestos.
Como si una fuerza invisible les obligara.

Se separaron y ella se quedó en el centro del mundo y en ninguna parte. Las personas no dejaban de mirarla al pasar, como si se tratase de un nuevo espectáculo del metro.
-Pequeño pájaro de alas rotas y labios rojos tan desgastados, tendrías que empezar a cobrar por tu triste belleza.
-Llora de una vez y vete a casa.
-Me enamoras poniendo tu tristeza a secar.
Las personas que por allí pasaban no sabían si arreglarle su ala rota o romperla más para que por fin llorarse.

Se separaron y ella se quedó en el centro del mundo y en ninguna parte. Rodeada de tanta gente y sola como siempre.

domingo, 26 de octubre de 2014

No hay consecuencias

En sí la consecuencia es la reacción a una acción.
Pero ¿cómo sabemos cuál es la acción y cuál la reacción?
¿y si todo fueran reacciones?
¿dónde estaría la acción en sí misma?

No habría consecuencias.
Sólo secuencias.

sábado, 11 de octubre de 2014

Y se paró el mundo, desapareció de la faz de la Tierra la poca tierra que quedaba.

La luz se perdió en la velocidad del sonido y la oscuridad de mis párpados absorbió, en un instante, todos los minutos pasados, concentrándolos todos, como el plasma de quarks antes del Big Bang; desde el primer beso, desde la primera mirada.

Ahora sólo queda el miedo dulce de no saber nunca cuál será esa última mirada o si habrá un último beso que acabe con todo, hasta con el final.

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Escribo todo lo que hay aquí cuando la niebla se apodera de mi mente y se desata la poca cordura que me queda. Cuando me grita el silencio, rompiéndome los tímpanos, que murió el viento en algún lejano acantilado preso del dolor de la lluvia en sus párpados.

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