jueves, 30 de abril de 2015

Colores

- Los colores de una sombra son frágiles.
+ ¿De qué sombra?
- Los colores de tu sombra, por ejemplo, tiemblan, están a punto de romperse, de fundirse los unos con los otros sin sentido.
+ Mi sombra solo tiene un color, mi sombra es gris.

Y se fue.
Rompió la magia y apagó mis colores brillantes, me dejó solo en este mundo que antes vibraba de emoción y ahora está quieto, demasiado quieto; tan quieto que puedo sentir la tensión de antes del asesinato final.
Me destruiste sin premeditación, casi sin darte cuenta de que tu tormenta de realidad haría arder mi fantasía con tu relámpago mortal.

Con tu relámpago gris.

Llegó el gris, se quedó. 
Y con él, la quietud de la soledad, la soledad que se sentaba a mi lado a coserme los labios y los párpados, por si me atrevía a hablar con alguien, a mirar a alguien, o a besarte.
Ni siquiera en sueños. 
Porque no lo sabes, pero arruinaste también mis sueños. Mi mente se sumergió en el gris, te llevaste hasta los colores de mis sueños. Te llevaste los colores y con ellos los besos, los abrazos cálidos y las miradas de alcance medular.

- Los colores de una sombra son frágiles. Son tan frágiles que me hace temblar no volver a verlos.

domingo, 26 de abril de 2015

Quiero eso.


Luz a media asta, noches caminando sin metas claras, la felicidad en una instantánea. Quiero saber que estoy aquí, que estarás cerca de mí, allí donde esté.
Quiero ser la voz que te haga temblar, los labios que te hagan perder la cordura y la memoria, quiero ser los deseos que nunca quebrarán.
Quiero perder la memoria y reencontrarte a ti cada día.
Quiero silencios claros y luces que me apaguen los miedos a perder.

miércoles, 15 de abril de 2015

Hoja en blanco.

El cursor parpadeando en la hoja en blanco se despista con mis ganas de escribirte, por no poder hablarte y que me hables. Las palabras se atraviesan en mi garganta y me queman en los labios al salir mientras dudo entre salir corriendo de esta habitación o quedarme escribiéndote esta carta de adiós. Los días fueron duros sin ti, las noches a tu lado como hielos en el océano, parecieron no existir, se desvanecieron, se esfumaron en la inmensidad de nuestros terrores nocturnos.
Cuanto más te quería más deseaba odiarte para no sentir ese temblor que antes me hizo reír, que luego me haría llorar, que ahora me hace escribirte. No te culpo, pero te culpé, aunque la culpa no fue tuya ni mía, sabes bien que también me culpé. Llevo ya muchos meses en esta agonía y sólo hoy me he decidido a escribirte como hacía años que no te escribía, dudando de si alguna vez te llegarán estas palabras. Sólo por puro egoísmo, te escribo y te digo que sin ti ya nada es lo mismo. Que me faltan luces y palabras, que me faltan recuerdos compartidos de todo lo que un día vivimos.

Aún recuerdo cuando te conocí, y eso que ahora las canas ya se adueñan de mí, me sorprendiste paseando en un tiempo sin asfalto y semanas después de miradas encontradas bailamos, recuerdo que deseaste que se detuviera el tiempo, y yo te dije que cambiaras tu deseo por pasar el tiempo que te quedara conmigo. Quizá tenía que haber especificado más, sin embargo fue en aquel preciso instante, que nos miramos y supe, como en las historias de amor, que moriríamos juntos. 

Y aquí estoy, junto al ordenador que te enseñé a usar, cargado de fotos y recuerdos nuestros incluso de recuerdos de nuestros nietos, y junto a tu cuerpo que ya no parece guardar memoria alguna. Simplemente quiero que quede por escrito que lo intenté, intenté vivir sin ti, pero quizá ya soy demasiado mayor en este tiempo tan joven para disfrutar de la vida sin ti.


lunes, 13 de abril de 2015

Osadía

Por favor no olvides lo que fuimos ya años atrás.
Juventud quemando en la piel,
canciones que dolían en la garganta
y en el corazón,
amores fugaces
deshechos en noches de calor,
hervidos en las copas del desamor.




Fuimos cuerpos atrapados en instantáneas perdidas ya en la memoria, sonrisas llenas de vida e ingenuidad, fuimos la mitad de lo que somos ahora, la mitad de lo que nunca seremos, pero era la mitad buena, la mitad hecha de sueños alcanzables, de éxitos prorrogables, de besos que no parecían acabar.
Fuimos por entero la mitad que ahora aparece en noches de recuerdo, en tardes mirando fotos lejanas en el tiempo, fuimos la mitad que aflora algunos amaneceres de verano, la mitad que nos resistimos a enterrar, llena de errores, llena de benditos errores, de locura genuina sin pastillas ni tristezas que ocultar.
Osadía en un frasco pequeño, luces de colores, canciones desafinadas a coro y la vida era un sueño a descubrir, una terrible mentira que no comprendía.

domingo, 5 de abril de 2015

Te espero en la vereda que da a la puerta de atrás.

Llegaré antes, como siempre.
Retorciéndome los sueños y vendiéndote en los bares.
Me temblarán las piernas como antes, 
y el corazón por dentro, como siempre.
Pero no te diré nada de esto, 
te robaré un beso y seguiremos con lo nuestro.
Tú con tus canciones y yo con mis sueños,
mientras los dos caemos al suelo.

Datos personales

Mi foto
Escribo todo lo que hay aquí cuando la niebla se apodera de mi mente y se desata la poca cordura que me queda. Cuando me grita el silencio, rompiéndome los tímpanos, que murió el viento en algún lejano acantilado preso del dolor de la lluvia en sus párpados.

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