viernes, 31 de diciembre de 2010

365 menos....

365 motivos más para no interrumpir el flujo de una vida, 365 motivos para no guillotinar otra vida que se muere por transmutar esta realidad que se empeña en apresar sus huesos bajo las sábanas.

Otro día más, muere un poco y se levanta para ayunar.

Rutina. Cotidianidad. Diario. Desengaño.

Un día menos para la cuenta atrás.
Con los primeros rayos de Sol se empecina en levantarse para ver cada segundo que pasa ir a morir detrás del sofá y, como si su curso de primeros auxilios sirviera para rescatar el tiempo perdido, por la tarde intenta reconquistar los muertos de detrás del sofá. Sin aliento acaba por la noche, como si de una agónica se tratase, se esconde detrás del sofá con todos los cadáveres que ya han perdido su color.
Cuando inspira por fin la vida, se levanta para bailar entre los segundos muertos de la tarde (los cuáles escogen para morir el balcón). Y, con la atenta mirada de la Luna, se desangra su amor, se le cae al suelo (hecho pedazos) el corazón. Pero su baile no le deja darse cuenta y se deja asediar por el desamor.
-¿Bailas doncella?
Sin que su boca pronuncie palabra alguna, el desamor la coge de la cintura y apunta con su boca al pecho.
Ella se deja acorralar.
Él se acerca más a ella.
Ella deja de pensar.
Y él muerde con descaro el lugar que algún día ocupó un fogoso corazón.
Así nunca más el corazón podrá volver a ese lugar.
Y ella podrá morir en vida de una vez, no tendrá que preocuparse nunca más por si no late el corazón.

En ese balcón sueña cada noche con poder anhelar ese anhelo que antes sentía, mientras la espía una farola álgida.

martes, 28 de diciembre de 2010

Todos tenemos una "ella"...


Dame una sola razón para perderla de vista para siempre...
Sería como quitarle a viento su sonido en las persianas, o al sol ver crecer a las plantas. Ni una sola razón de las que se pasean por tu mente, llegará a pronunciarse, puesto que antes de asomar su melodía, perderá sentido aquella razón.

Es por ese calor que te dio. Por los llantos que consoló, con su sola presencia. Es por los días que te dejaste vencer ante su sonrisa, o por los que te vencieron sus ojos empapados. Será que no podrás separarte nunca, por mucho que quieras, porque llevas sus marcas tatuadas. Es porque no hay nadie que se preocupe más, ni que conozca tan bien tus lunares. Es porque curó cada una de tus cicatrices, con caricias de consuelo. Porque a la desesperación muchas veces la empujaste. Es por tantas veces que necesitarías decirle "te quiero" para compensar todas las veces que pesan en la balanza de los pensamientos. Será porque te sentía tan adentro cuando nadie sabía, ni siquiera, que existías. Es por cada noche de tormento. Por cada rayo de tormenta en que te abrigó con su piel caliente. O por tantas noches de desvelo cuando apenas sabías que te quería. Porque te enseñó a ver y a escuchar. O porque siempre escucha. Será porque piensa en ti. Será porque piensas en ella. Es y será y nunca pensarás en que fue.



Porque suya fue la primera caricia, tras el primer golpe.

domingo, 19 de diciembre de 2010

y ese puto primer momento que le regala cuando empieza a rayar el sol en las persianas...

Suave...
como ese trozo de su piel.
Y el miedo que siente cuando nota su cuerpo alejarse entre las sábanas y siente que esa vida se le escapa, que quiere, de nuevo, saltar por la ventana, para notar el suave roce de las plumas de sus alas con la lluvia que se escapa entre los renglones de las nubes.

Dulce...
como su perfume y su desdén.
Como su cuerpo y su caminar y ese puto primer momento que le regala cuando empieza a rayar el sol en las persianas.

Duro...
como esa sonrisa a medio hacer.
Como ver cada anochecer cantar a cualquiera que la bese sus canciones más profundas, contar los secretos que le esconde, besar los recovecos que en otra piel evita.

Casta...
como su mirada al amanecer.

Amargo...
como el sentimiento que deja cuando desaparece.
Como el miedo a pensar que, al desaparecer, no vaya a volver jamás por esa habitación, que su cuerpo cálido no vuelva a atormentar nunca más esas sábanas desgastadas de tantas lunas de miel. Como pensar que su cuerpo se rompa y no vaya a despegar sus labios de ningún modo ya.

Esclava...
como es de ese cuerpo ya su piel.
Como mantiene a tantos cuerpos a sus espaldas, protegiendo sus piernas y sus caderas y un trocito de su espalda.

Digno...
como los besos que se niega a dar al atardecer.
Como cada paso al pisar la noche, como cada letra que pronuncian sus labios.

Despistado...
como los besos que le roba.
Como las palabras que, a veces, grita en sueños y su mirada al despertar.

Opaco...
como los secretos que le esconde cada ocaso.
Como sus lágrimas en las tardes de domingo.

Cobarde...
como las palabras que le dedica.
Y todo lo que esconde en sus mentiras y las miradas que se empeña en contener en sus parpadeos. Como los disimulos ante las palabras de otros y los silencios que se ahogan en su garganta.

Puro...
como el primero de sus besos.
Y el hueco que él le deja cada noche en su ventana por si quiere volver a saltar...volver a volar...

lunes, 13 de diciembre de 2010

Mentiras


Allí estábamos, dos personas sin nada que perder, dos almas que anhelaban sólo más tiempo que vivir...
Dos cuerpos desangelados, cogidos de la mano temblando...
Congelando el viento con nuestro aliento, templando el otro cuerpo con nuestros besos...

En las horas de calor nos deshacíamos en cualquier rincón, nos fundíamos en los espacios que nos dejaba el viento que venía del Sol...

En las noches eternas convertíamos los quehaceres en deberes, nos comprometíamos a quedarnos en ese hueco para siempre.

Nos encontramos mintiendo cuando nos miramos a los ojos, cuando nos miramos de frente, comprendimos entonces que nos querríamos mentir siempre...

En los ocasos más tediosos discutíamos sobre el nihilismo, nos enfrentamos más de cien veces con la verdad de las almas, con la oscuridad más absoluta nos enfrentamos tú y yo....
Un día te rendiste, dejaste de discutir y te fuiste....
Yo me entregué entonces, a los mares más despiadados, en busca de castigo, por querer siempre perder tu cuerpo en cualquier esquina, por jugar al despiste con mi propia sombra....

jueves, 9 de diciembre de 2010

Camino a ninguna parte..

Retraso mi salida el máximo tiempo posible y me aferro muy fuerte al aire, que parece que hoy tampoco se quiere mover, o quizás no pueda, como cuando yo no puedo escribir...

Treinta y tres, treinta y cuatro... Camino demasiado rápido y hoy encuentro, con desgana, muy rápido el camino, también demasiado, yo, que siempre me suelo perder...

Me escondo entre las sombras que van alargando las farolas y continúo mi camino, sin ganas de llegar, sin nada por lo que correr, descanso a cada latido mi aliento dentro del cuerpo, no vaya a ser que el frío pretenda congelar cada uno de los versos que se escapan de mi boca en voz alta...

Voy marcando mis huellas en el suelo, como si nunca más lo fuera a volver a pisar. Camino lento, sin más prisa que la del propio tiempo...

Las diez menos diez, me voy lejos del reloj, no quiero escuchar las campanadas otra vez.



Me detengo...
Tengo miedo a que cualquiera de estos pasos que me preceden o, alguno de los que me persiguen, se detenga a mi espalda y clave hasta el fondo el puñal más bonito que mi corazón jamás haya visto....

lunes, 22 de noviembre de 2010

Insensatez

Sin sentido,
sin sentencia,
sin preludio,
sin escudo,
sin huída,
insensato...

Después de tres días a la luz de la Luna, por fin se curaron las cicatrices más profundas, aunque en la oscuridad del Sol algunas personas aún las podían vislumbrar para luego intentar quebrarlas de nuevo.

Perdió el sentido de su vida de tanto guardar los recuerdos en un cajón, y quemó sus deseos por la desidia de escribirlos todos en un cartón. Se desprendió de lo viejo y viajó al pasado con una manta que nadie nunca volverá a ver jamás, se desentendió del futuro. Rompió sus delirios y le pidió a alguien que se llevara lejos sus sueños, que con ellos podría volar, pero no calentarse en invierno.

Le pidió a la Luna que además de curarle las pequeñas cicatrices, se encargara también de juzgarla, le contó toda su historia, le lloró sus desamores y le cantó con canciones tristes sus melancolías más profundas, se olvidó de hablar con la Luna en las noches felices.
La Luna guardó silencio.

Cuando despertaba, con el primer rayo de Sol, tomo una decisión y desapareció.



Un día yo le encontré, debajo del sofá, dónde el tiempo se para, y me contó una historia que nadie conoce, una historia que alguien, algún día oirá....

domingo, 21 de noviembre de 2010

Crujidos

Desde siempre se empeñaba en despeñarse cada vez que saltaba más de lo normal, se desentiende de la relatividad del tiempo y olvida escribir en prosa y en verso, irá volando a la vez que tiembla aún tanto tiempo que, incluso, ella misma lo desconoce, ella, que no entendía la escasez de la droga más dura... Caminó demasiado tiempo entre flores, rompiendo a cada paso más pétalos...
Tropezó muchas veces cuesta abajo, nunca sabrá como poner el freno, ni entendería jamás cuándo fue ayer y qué es mañana...

Se deshace cuando cree que la Luna se va a esconder, se esconde bajo las sábanas y espera a que vuelva el ocaso, odiando el amanecer...

Un día perdió su cordura, y fue entonces cuando supo que nunca la había tenido...

-Ojalá existiera un libro dónde encontrar las respuestas a mis descuidos, las conclusiones de mis olvidos...

De vez en cuando se encontraba caminando por lugares desconocidos, algunos días recordaba sus sueños, y esos días vivía de ellos, los cambiaba por calor a Noviembre y más de un día se los vendió a la Luna a cambio de una noche libre...
Se vio viviendo entre lugares esterilizados, en habitaciones con vistas a la libertad, añorando siempre estar en cualquier otro lugar.
Nunca crecerá demasiado, nunca deseó volar muy alto, nunca cree que la vida es sueño... y nunca se olvidará de aquellos que cayeron en sus guerras contra la gravedad.
De vez en cuando llora, por si se le inunda el corazón, por miedo a que alguien no sepa nadar, evita que se note y guarda sus lágrimas en tarros de cristal, algunos días son tan negras que le da miedo llorar y tan sólo tiembla...
Se cree una triste optimista que sonríe con la lluvia, se piensa que un día recorrerá el mundo, quiere conocer todos los colores de piel, necesita pensar de vez en cuando, que la historia tiene por final unos puntos suspensivos...

-Por si muero...

Pero siempre hay alguien que cree que no ha perdido la cuerda que la ataba a la realidad, siempre hay quien la ata a dulces palabras, y ella se deja atar...

-Déjame decirte que no se me acelera el corazón cuando pienso en perderte, que no se descompasa mi respiración cuando pienso en que me puedas olvidar...

Siempre hay alguien que no la cree, y piensa que ella está loca de amor...

Tal vez y sólo tal vez...

Puede que tal vez te espere y puede que aparezcas y que me mires como si no hubiera nada más, nadie más.
Puede que entonces deje de escuchar el murmullo del mundo y me quede parada mirando esos ojos indefinidos y que entonces tú te acerques a mí, sin ser dueño de tus pasos, y me cojas entre tus brazos. Y puede que entonces yo me hunda en ti hasta escuchar el latido de tu corazón...
Y tal vez allí, en la estación, entre toda esa gente que viene y que va y que no sabe muy bien a dónde; puede que allí, sin que nadie nos mire, sin que nadie nos vea ni nos escuche, seamos el centro del mundo...

sábado, 6 de noviembre de 2010

Es tan sencillo como dejar que te trepanen el cráneo...

Saltar por la ventana con intenciones de dejar de volar de una vez por todas, de dejar de perderte entre las nubes que, admítelo, son sólo vapor...

O colgarte con la colada para dejar que el viento agite tus pensamientos.

Es tan fácil como tropezar al lado de un barranco...

O intentar respirar bajo el agua azul del Cantábrico, que no es frío ni templado y sólo congela los pulmones de quien se deja ahogar y no de quién quiere morir.

Olvida el miedo, como el funambulista, balancéate sobre el fino hilo de tus decisiones, y salta, sin red, es fácil.

Tan simple como correr hacia un incendio, con el propósito de convertirte en cenizas como el ave fénix...


Sólo tienes que dejar de pensar...
Dejar la mente en blanco...
Olvidar al Sol y su calor, a la Luna con sus mareas y su melancolía difusa, olvidar las sábanas deshechas y los rayos de luz de su persiana, olvidar los abrazos cálidos, el pecho de una madre, olvidar que reconforta; sólo tienes que romper todos tus recuerdos, tirarlos desde lo más alto y no ser consciente de que se rompen, pensar que nunca existieron, ignorar que alguna vez fueron...

Es tan simple como extraviar el propio recuerdo de los recuerdos...

martes, 5 de octubre de 2010

flameado...

Toda mi vida soñando con escapar lejos, con viajar a lugares lejanos, con aprender idiomas extraños, con mezclarme con pieles de otros colores, toda mi vida pensando en escapar y nunca daré cuenta de que fui yo misma quién construyó esta jaula y tiró después la llave a un mar que hoy ya no existe...
Toda mi corta vida soñando con volar y yo misma atrofié mis alas por el miedo a volar...

Toda una vida queriendo escapar...

Dentro de mi jaula hay construida otra pequeñita, para mi pluma dorada, que también es presa de su propio miedo, de su propio corazón...

La una dentro, la otra más aún.

Mi pluma dorada, presa de su propia jaula dorada, se cayó ya hace tiempo de una de mis alas, cuando aún funcionaban, cuando el mundo aún no había aprendido su propio nombre, fue entonces cuando se desprendió de mí misma y fue entonces cuando tiré la llave a aquel mar.
Ella le puso nombre al mar, un nombre que ya todos han olvidado...
Mi pluma dorada voló lejos, escapó, fue donde yo siempre había querido ir, huyó de mis miedos y llegó a los lugares que yo nunca conocí, mi pluma dorada no podía huir de mí.
Volvió.
Entró en mi jaula fácilmente y se construyó una para sí, para no salir jamás, y que no pudiera olvidarse de mí.

Entonces empecé a echar de menos lo que nunca había visto, surgió entonces mi anhelo por las caras que nunca conocí, por las voces que nunca podría llegar a olvidar...

Mi pluma dorada escapó volando y se incendió.

Sé que nunca escaparé de esta jaula, pues yo misma la creé, y sé además que no sabría vivir fuera de ella, que el oxígeno me ahogaría, la luz del sol me quemaría, las noticias de otros lugares me aterrarían, sería difícil asumir que las pieles con las que he soñado tantas veces se queman en cualquier lugar de alguno de los dos hemisferios, y a veces en los dos a un mismo tiempo.

Mi pluma ha vuelto, y cuando se cansa de mis quejas, se vuelve a incendiar...siempre acaba resurgiendo de las cenizas.

Yo no soy como ella, si saliera de mi jaula, el sol me quemaría por fuera y las noticias de humo en otros lugares me arderían por dentro. Por eso me quedo en mi jaula, porque aquí los colores son como yo quiero y las pieles sólo cambian de color con el café...

jueves, 30 de septiembre de 2010

Si caminaras más a menudo por las playas en invierno, entenderían tus pies descalzos que no quieren alejarse del infierno...

Un,
dos,
tres...
Cuenta hacia atrás y vuelve al mismo lugar...
Tres,
dos,
uno...

Respira.

Camina despacio por las aceras vacías pensando que ya vendrá la Luna con sus mareas a alejar de sí mismo los malos pensamientos.

Parpadea.

Se para, cierra los ojos y se estremece pensando en ese ser.

Palpita.

Tiembla todo su cuerpo, firma su rendición. Sin darse cuenta es la presa otra vez.

Traga saliva.

Se disculpa cuando alguien tropieza con su cuerpo inmóvil y se cruzan sus miradas.

Taquicardia.

Aún no se ha acostumbrado a su olor, se ha perdido otra vez. No dejan de mirarse, no pueden hacerlo.

Dilatación de pupilas.

No puede moverse, no quiere defenderse, perdió su escudo y sus armas ya hace tiempo.
Se deja besar.
Se deja abrazar.
Se deja acariciar.

Excitación.

Empeño

Ese día, aquel día, empecé a sonreír con sólo un pensamiento.

Aquel día empezó al revés, aquel día empezó en la noche.

Yo caminaba sin prisa y con sonrisa difusa.

Yo era un pequeño corazón que miraba un cielo que tenía sólo dos estrellas.

Aquel día no fue el champán.

Aquel día fue una mirada la que desordenó mi cabeza con una ternura perenne, tras haber sufrido muchos inviernos.

Aquel día, aquella noche, mi cabeza decidió olvidarla para intentar romper el plan de mi corazón.

Aquel día, después de aquella noche, me desperté confusa sin saber si era mi cabeza o mi corazón el que se empeñaba en desmemoriarme aún más.

Desde aquel día, desde aquel día que luego cambiamos por un cuatro, empecé a olvidarme de mí misma, empeñada en no olvidarte a ti.

viernes, 6 de agosto de 2010

En la zozobra de sus pupilas...

El viento se empeña en agitarle las pestañas...
-¡Que no se quiere mover!-

Lee por placer, igual que escribe y se desespera fácilmente...
Y hoy no se quiere mover.

-¡Que la dejen en paz!-

Y no se puede dormir.
Sólo la Luna escucha ya sus palabras, que a veces sólo conmueven su propio corazón...
Pero sigue escribiendo, a veces desesperada, otras llorando.
A veces lo hace sin tristeza y no suele repasar las faltas de ortografía...

Y ahora es la lluvia la que quiere hacer que se vaya a casa...

Pero ella sigue allí sentada, con la cabeza muy cerca de las rodillas, con las pestañas agitadas y el pelo apelmazado. Sigue sobre esa roca, que es la que ella siente encima de su cuerpo, sigue allí escribiendo con su pluma dorada, agarrándola muy fuerte por miedo a que se vaya a escapar, a que se vaya volando en busca de cualquier lugar; o por miedo también a que se deshaga en cenizas (como ya ha hecho otras veces) y que desaparezca en busca de un nuevo resurgir que le pueda hacer temblar.
La tristeza está ya demasiado aferrada a sus ojos, y la zozobra de sus pupilas se ha vuelto constante en la relatividad del tiempo infinito.
No tiene ni idea de reglas, omite los días que le hicieron daño en su diario, para ver si, con suerte, se olvida de ellos. No quiere comprender las rotaciones de la tierra ni de dónde vienen las estrellas. Se limita a admirarlas. Se limita a dormirse al sentirse acunada por el movimiento de la tierra mientras ve caerse estrellas en dirección a algún lugar lejano...
Algún lugar lejano a dónde quisiera irse a vivir.
Trasladarse de las nubes al Sol, para ver si allí dejan de lloverle los ojos, que están cansadas las pupilas de dejar de ver tan a menudo...

-Se mueve-

Se levanta lentamente, como si dependiera de ella el equilibrio de la rotación, y echa su pluma a volar. Y la pluma se aleja volando en dirección al Sol (allí es dónde se quema) ya volverá hecha cenizas esta noche y le dará fuerzas la Luna para volver a contar historias que nadie más conoce.

Vuelve a casa, volverá a entrar por la ventana, para no dejar de lado a la rutina...
Entra por la ventana...

diario de la descordura...

Divagando llego a un lugar en el que no he estado antes, ni adiós ni hasta luego, me fui sin más.
Salté queriendo volar por la ventana y me encontré un trocito de mí misma descompuesto al revés en un cachito de carretera.

-Se vendió a 3x1- a veces oigo decir, y vuelvo a saltar, ahora sí puedo volar...

Me confío y le entrego mi cuerpo a la noche, creyendo que me lo devolverá tal y como estaba; pero las estrellas son traicioneras y dejan que mi cuerpo se pierda por ahí, en cualquier acera.
Y lo encuentro a la mañana siguiente, que no me quiere contar a dónde le llevó la noche, sólo me cuenta que le duelen los pies y que tiene la boca seca, que necesita beber.
Coge un poco de algún ron añejo, al que le faltan años y le sobra mucho de algún, y le da un trago, sin preguntarme si quiera, ya mi mente no está para estos trotes.
Pero a mi cuerpo aún le queda mucho por aguantar...
Pone música y baila con el corazón, puedo ver luciérnagas y mariposas...

-Las mejores cosas las hacemos sin pensar- dicen, que con el corazón...

Pero nadie habla de la mente, la conciencia solo sirve para lamentarse por lo que pudo haber sido y no fue, ya nadie habla de la mente. Pensarse las cosas dos veces sólo hará que te lamentes aún más cuando yerres.

Me entretengo viendo mi cuerpo bailar y sigo divagando...

Esos ojos...me miran fijamente...
Ahora soy yo la que va a saltar, y a unirme con el corazón, con el cuerpo, con el viento, con la fragilidad, con las palabras que emocionan, saltaré por la ventana...

martes, 22 de junio de 2010

fallen in love...

-Enamora a alguien y tendrás tu más fiel vasallo...
-Sé capaz de amar a alguien y te convertirás sin saberlo en parte de él...sin poder evitarlo...
+y tú más fiel vasallo podrá matar por ti...
-Pero tú lo harías por él sin pensarlo, lo sabes, le matarías...
+lo peor de todo es que tu fiel súbdito se arrodillará ante ti en cuanto te vea y olvidará el mundo alrededor, ese mundo que tanto te agota y te consume...y tú le dirás que acabe con él, que acabe con el mundo...
-Y sabes que tú lo harías por él sin pensarlo, que acabarías con él y con todo su mundo...
+algo que te agotará mucho al enamorar a alguien será que le tendrás que mirar de frente, a los ojos, sin parpadear, le tendrás que mirar como sino existiera nada más, nadie más, ignorando al resto del mundo, pero tú, piensas -sólo puedes mantener al mundo en un segundo plano, no puedes ignorarlo-... y lo peor de todo tendrás que besarle y prometerlo -cada uno de mis segundos son para ti- tendrás que regalarle tu tiempo, sin esperar nada a cambio...



lunes, 7 de junio de 2010

Desexistiendo...


La vida me ha enseñado que no hay nada que sepa de verdad. Que puedo distinguir entre el blanco y el negro, pero que en realidad nada de lo que sabemos existe en realidad, no hay ni blanco ni negro ni ningún otro color intermedio.

No existen los colores ni los sabores...no existe nada de lo que sabemos que existe y; sin embargo, un pequeño aroma especial puede hacernos sentir algo tan profundo que a veces no imaginamos...

Pero no estoy yo aquí para hablar de algo tan profundo... Tampoco soy yo quién pueda describir en unas cuantas palabras el más puro sentimiento que, sin existir, provoca en cualquiera de nosotros una sacudida.... Esa sacudida que nos revuelve por dentro de arriba a abajo como si se tratara de la entrada al cielo o al infierno...

Desexistiendo me imagino a mí misma en el camino entre el cielo y el infierno, me imagino desexitiendo sin que nadie se dé cuenta, pues de mí aún perciben mi aroma que no existe, y mi imagen, que carece de colores. Mientras mi esencia viaja continuamente, del cielo al infierno, del verano al invierno, sin que nadie sea consciente, ni siquiera yo, excepto en mi imaginación...y todo esto, es posible con sólo un beso...
que ni siquiera existe...
ni su aroma...
ni su sabor...
ni los labios...
ni siquiera yo...
ni estas palabras...

miércoles, 26 de mayo de 2010

A veces respiramos verdadero polvo de estrellas....

Hace unos días he descubierto que si explotara una estrella diez veces más grande que el sol, a unos 30 años luz de distancia, a la tierra llegarían unos 20 microgramos por metro cuadrado, lo cuál es una mínima parte; pero es lo que me ha llevado a pensar que a veces respiramos verdadero polvo de estrellas...

Quizá es esa la chispa que necesitamos cuando ha ido mal el día y la luna no puede curar la amargura, cuando ni el sol ni el viento pueden llevarse lejos las penas y las gotas de lluvia no son capaces de arrastrar las lágrimas hasta algún mar lejano, puede que sea esa la solución, respirar profundamente y dejar que la magia del polvo de estrellas nos inunde.
Quizá es el polvo de estrellas lo que nos hace brillar con más fuerza cuando creemos que nada puede ir peor. Tal vez, y sólo tal vez, sea el polvo de estrellas el que te esté empujando ahora a no saltar por la ventana.

martes, 25 de mayo de 2010

Aquel día de aquella noche venció la Luna al Sol...


Cada noche escondía sus lágrimas con los verbos más confusos debajo del colchón, y se repetía una y otra vez que ella no era una princesa y que no notaría aquel guisante...
Se lo prometía cada noche, una y otra vez. Que no notaría el dolor...

Poco a poco, con el paso de los días el sol iba perdiendo el calor y los vientos su empuje; cada día que pasaba, las brisas se volvían más ausentes y los grados de alcohol inundaban sus venas...
Un día tras otro se aseguraba a sí misma que no era sus manos las que le permitían vivir, que no era aquella piel la que le hacía sentir, que no eran sus besos los que ansiaba, que no eran suyos aquellos agonizantes suspiros...

Cada ocaso rezaba sin saber ni ella misma a qué o a quién. Rezaba porque no hubiera más atardecer... Y después la luna le saludaba con una sonrisa indecisa.

Punto a punto repasaba cada detalle de aquella historia que habían escrito. Y cambiaba las comas de un lugar a otro sin orden, sólo por el anhelo del efecto mariposa...
-Quizá...
-Quién sabes si...
Y las volvía a cambiar otra vez.

Un día, el sol se escondió tras las nubes y la luna se dejó ver, pero ya no estaba aquella sonrisa... Aquel día se dio cuenta de que la noche no vendría al ver que aquel corazón, que apenas antes se mantenía vivo, había perdido antes del ocaso, todo latir.

Se despojó de sus pulso y con sus despojos se fue olvidando de cómo vivir...

Decisiones...

Por fin he decidido no decidirme y pulsar un botón al azar. He acabado aquí y por no volver a decidir aquí seguiré, sin tomar más decisiones que aquellas que mis manos lleven a cabo causa del automatismo aprendido de escribir todo lo que pienso(sin pensar)...Quién sabe cuánto tiempo serán capaces de guiar mis manos la atención por este teclado desgastado, quizá mi decisión de no decidir vaya poco a poco rindiéndose ante la decisión de seguir aquí un día más y entonces me vea empujada a una lucha interna entre decidir seguir o no decidir sin darme cuenta de que , en realidad, no decidir nada es decidir todo...

En principio esto es un principio, no empieza como los cuentos ni sabe nadie que destino tendrá, pero si que el camino serán las palabras, palabras que son sólo eso, palabras de una más. Y son a veces vacías y a veces sencillas; a veces, tan sólo, alucinaciones de una perdida...Aunque la mayoría de las veces, las palabras serán versos rotos, o ni siquiera eso, quizá, tan sólo, sucedáneos de besos, uy!, perdón, de versos...



Datos personales

Mi foto
Escribo todo lo que hay aquí cuando la niebla se apodera de mi mente y se desata la poca cordura que me queda. Cuando me grita el silencio, rompiéndome los tímpanos, que murió el viento en algún lejano acantilado preso del dolor de la lluvia en sus párpados.

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