domingo, 21 de noviembre de 2010

Crujidos

Desde siempre se empeñaba en despeñarse cada vez que saltaba más de lo normal, se desentiende de la relatividad del tiempo y olvida escribir en prosa y en verso, irá volando a la vez que tiembla aún tanto tiempo que, incluso, ella misma lo desconoce, ella, que no entendía la escasez de la droga más dura... Caminó demasiado tiempo entre flores, rompiendo a cada paso más pétalos...
Tropezó muchas veces cuesta abajo, nunca sabrá como poner el freno, ni entendería jamás cuándo fue ayer y qué es mañana...

Se deshace cuando cree que la Luna se va a esconder, se esconde bajo las sábanas y espera a que vuelva el ocaso, odiando el amanecer...

Un día perdió su cordura, y fue entonces cuando supo que nunca la había tenido...

-Ojalá existiera un libro dónde encontrar las respuestas a mis descuidos, las conclusiones de mis olvidos...

De vez en cuando se encontraba caminando por lugares desconocidos, algunos días recordaba sus sueños, y esos días vivía de ellos, los cambiaba por calor a Noviembre y más de un día se los vendió a la Luna a cambio de una noche libre...
Se vio viviendo entre lugares esterilizados, en habitaciones con vistas a la libertad, añorando siempre estar en cualquier otro lugar.
Nunca crecerá demasiado, nunca deseó volar muy alto, nunca cree que la vida es sueño... y nunca se olvidará de aquellos que cayeron en sus guerras contra la gravedad.
De vez en cuando llora, por si se le inunda el corazón, por miedo a que alguien no sepa nadar, evita que se note y guarda sus lágrimas en tarros de cristal, algunos días son tan negras que le da miedo llorar y tan sólo tiembla...
Se cree una triste optimista que sonríe con la lluvia, se piensa que un día recorrerá el mundo, quiere conocer todos los colores de piel, necesita pensar de vez en cuando, que la historia tiene por final unos puntos suspensivos...

-Por si muero...

Pero siempre hay alguien que cree que no ha perdido la cuerda que la ataba a la realidad, siempre hay quien la ata a dulces palabras, y ella se deja atar...

-Déjame decirte que no se me acelera el corazón cuando pienso en perderte, que no se descompasa mi respiración cuando pienso en que me puedas olvidar...

Siempre hay alguien que no la cree, y piensa que ella está loca de amor...

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Escribo todo lo que hay aquí cuando la niebla se apodera de mi mente y se desata la poca cordura que me queda. Cuando me grita el silencio, rompiéndome los tímpanos, que murió el viento en algún lejano acantilado preso del dolor de la lluvia en sus párpados.

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