viernes, 31 de diciembre de 2010

365 menos....

365 motivos más para no interrumpir el flujo de una vida, 365 motivos para no guillotinar otra vida que se muere por transmutar esta realidad que se empeña en apresar sus huesos bajo las sábanas.

Otro día más, muere un poco y se levanta para ayunar.

Rutina. Cotidianidad. Diario. Desengaño.

Un día menos para la cuenta atrás.
Con los primeros rayos de Sol se empecina en levantarse para ver cada segundo que pasa ir a morir detrás del sofá y, como si su curso de primeros auxilios sirviera para rescatar el tiempo perdido, por la tarde intenta reconquistar los muertos de detrás del sofá. Sin aliento acaba por la noche, como si de una agónica se tratase, se esconde detrás del sofá con todos los cadáveres que ya han perdido su color.
Cuando inspira por fin la vida, se levanta para bailar entre los segundos muertos de la tarde (los cuáles escogen para morir el balcón). Y, con la atenta mirada de la Luna, se desangra su amor, se le cae al suelo (hecho pedazos) el corazón. Pero su baile no le deja darse cuenta y se deja asediar por el desamor.
-¿Bailas doncella?
Sin que su boca pronuncie palabra alguna, el desamor la coge de la cintura y apunta con su boca al pecho.
Ella se deja acorralar.
Él se acerca más a ella.
Ella deja de pensar.
Y él muerde con descaro el lugar que algún día ocupó un fogoso corazón.
Así nunca más el corazón podrá volver a ese lugar.
Y ella podrá morir en vida de una vez, no tendrá que preocuparse nunca más por si no late el corazón.

En ese balcón sueña cada noche con poder anhelar ese anhelo que antes sentía, mientras la espía una farola álgida.

martes, 28 de diciembre de 2010

Todos tenemos una "ella"...


Dame una sola razón para perderla de vista para siempre...
Sería como quitarle a viento su sonido en las persianas, o al sol ver crecer a las plantas. Ni una sola razón de las que se pasean por tu mente, llegará a pronunciarse, puesto que antes de asomar su melodía, perderá sentido aquella razón.

Es por ese calor que te dio. Por los llantos que consoló, con su sola presencia. Es por los días que te dejaste vencer ante su sonrisa, o por los que te vencieron sus ojos empapados. Será que no podrás separarte nunca, por mucho que quieras, porque llevas sus marcas tatuadas. Es porque no hay nadie que se preocupe más, ni que conozca tan bien tus lunares. Es porque curó cada una de tus cicatrices, con caricias de consuelo. Porque a la desesperación muchas veces la empujaste. Es por tantas veces que necesitarías decirle "te quiero" para compensar todas las veces que pesan en la balanza de los pensamientos. Será porque te sentía tan adentro cuando nadie sabía, ni siquiera, que existías. Es por cada noche de tormento. Por cada rayo de tormenta en que te abrigó con su piel caliente. O por tantas noches de desvelo cuando apenas sabías que te quería. Porque te enseñó a ver y a escuchar. O porque siempre escucha. Será porque piensa en ti. Será porque piensas en ella. Es y será y nunca pensarás en que fue.



Porque suya fue la primera caricia, tras el primer golpe.

domingo, 19 de diciembre de 2010

y ese puto primer momento que le regala cuando empieza a rayar el sol en las persianas...

Suave...
como ese trozo de su piel.
Y el miedo que siente cuando nota su cuerpo alejarse entre las sábanas y siente que esa vida se le escapa, que quiere, de nuevo, saltar por la ventana, para notar el suave roce de las plumas de sus alas con la lluvia que se escapa entre los renglones de las nubes.

Dulce...
como su perfume y su desdén.
Como su cuerpo y su caminar y ese puto primer momento que le regala cuando empieza a rayar el sol en las persianas.

Duro...
como esa sonrisa a medio hacer.
Como ver cada anochecer cantar a cualquiera que la bese sus canciones más profundas, contar los secretos que le esconde, besar los recovecos que en otra piel evita.

Casta...
como su mirada al amanecer.

Amargo...
como el sentimiento que deja cuando desaparece.
Como el miedo a pensar que, al desaparecer, no vaya a volver jamás por esa habitación, que su cuerpo cálido no vuelva a atormentar nunca más esas sábanas desgastadas de tantas lunas de miel. Como pensar que su cuerpo se rompa y no vaya a despegar sus labios de ningún modo ya.

Esclava...
como es de ese cuerpo ya su piel.
Como mantiene a tantos cuerpos a sus espaldas, protegiendo sus piernas y sus caderas y un trocito de su espalda.

Digno...
como los besos que se niega a dar al atardecer.
Como cada paso al pisar la noche, como cada letra que pronuncian sus labios.

Despistado...
como los besos que le roba.
Como las palabras que, a veces, grita en sueños y su mirada al despertar.

Opaco...
como los secretos que le esconde cada ocaso.
Como sus lágrimas en las tardes de domingo.

Cobarde...
como las palabras que le dedica.
Y todo lo que esconde en sus mentiras y las miradas que se empeña en contener en sus parpadeos. Como los disimulos ante las palabras de otros y los silencios que se ahogan en su garganta.

Puro...
como el primero de sus besos.
Y el hueco que él le deja cada noche en su ventana por si quiere volver a saltar...volver a volar...

lunes, 13 de diciembre de 2010

Mentiras


Allí estábamos, dos personas sin nada que perder, dos almas que anhelaban sólo más tiempo que vivir...
Dos cuerpos desangelados, cogidos de la mano temblando...
Congelando el viento con nuestro aliento, templando el otro cuerpo con nuestros besos...

En las horas de calor nos deshacíamos en cualquier rincón, nos fundíamos en los espacios que nos dejaba el viento que venía del Sol...

En las noches eternas convertíamos los quehaceres en deberes, nos comprometíamos a quedarnos en ese hueco para siempre.

Nos encontramos mintiendo cuando nos miramos a los ojos, cuando nos miramos de frente, comprendimos entonces que nos querríamos mentir siempre...

En los ocasos más tediosos discutíamos sobre el nihilismo, nos enfrentamos más de cien veces con la verdad de las almas, con la oscuridad más absoluta nos enfrentamos tú y yo....
Un día te rendiste, dejaste de discutir y te fuiste....
Yo me entregué entonces, a los mares más despiadados, en busca de castigo, por querer siempre perder tu cuerpo en cualquier esquina, por jugar al despiste con mi propia sombra....

jueves, 9 de diciembre de 2010

Camino a ninguna parte..

Retraso mi salida el máximo tiempo posible y me aferro muy fuerte al aire, que parece que hoy tampoco se quiere mover, o quizás no pueda, como cuando yo no puedo escribir...

Treinta y tres, treinta y cuatro... Camino demasiado rápido y hoy encuentro, con desgana, muy rápido el camino, también demasiado, yo, que siempre me suelo perder...

Me escondo entre las sombras que van alargando las farolas y continúo mi camino, sin ganas de llegar, sin nada por lo que correr, descanso a cada latido mi aliento dentro del cuerpo, no vaya a ser que el frío pretenda congelar cada uno de los versos que se escapan de mi boca en voz alta...

Voy marcando mis huellas en el suelo, como si nunca más lo fuera a volver a pisar. Camino lento, sin más prisa que la del propio tiempo...

Las diez menos diez, me voy lejos del reloj, no quiero escuchar las campanadas otra vez.



Me detengo...
Tengo miedo a que cualquiera de estos pasos que me preceden o, alguno de los que me persiguen, se detenga a mi espalda y clave hasta el fondo el puñal más bonito que mi corazón jamás haya visto....

Datos personales

Mi foto
Escribo todo lo que hay aquí cuando la niebla se apodera de mi mente y se desata la poca cordura que me queda. Cuando me grita el silencio, rompiéndome los tímpanos, que murió el viento en algún lejano acantilado preso del dolor de la lluvia en sus párpados.

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