Quizá es esa la chispa que necesitamos cuando ha ido mal el día y la luna no puede curar la amargura, cuando ni el sol ni el viento pueden llevarse lejos las penas y las gotas de lluvia no son capaces de arrastrar las lágrimas hasta algún mar lejano, puede que sea esa la solución, respirar profundamente y dejar que la magia del polvo de estrellas nos inunde.
Quizá es el polvo de estrellas lo que nos hace brillar con más fuerza cuando creemos que nada puede ir peor. Tal vez, y sólo tal vez, sea el polvo de estrellas el que te esté empujando ahora a no saltar por la ventana.
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