Salté queriendo volar por la ventana y me encontré un trocito de mí misma descompuesto al revés en un cachito de carretera.
-Se vendió a 3x1- a veces oigo decir, y vuelvo a saltar, ahora sí puedo volar...
Me confío y le entrego mi cuerpo a la noche, creyendo que me lo devolverá tal y como estaba; pero las estrellas son traicioneras y dejan que mi cuerpo se pierda por ahí, en cualquier acera.
Y lo encuentro a la mañana siguiente, que no me quiere contar a dónde le llevó la noche, sólo me cuenta que le duelen los pies y que tiene la boca seca, que necesita beber.
Coge un poco de algún ron añejo, al que le faltan años y le sobra mucho de algún, y le da un trago, sin preguntarme si quiera, ya mi mente no está para estos trotes.
Pero a mi cuerpo aún le queda mucho por aguantar...
Pone música y baila con el corazón, puedo ver luciérnagas y mariposas...
-Las mejores cosas las hacemos sin pensar- dicen, que con el corazón...
Pero nadie habla de la mente, la conciencia solo sirve para lamentarse por lo que pudo haber sido y no fue, ya nadie habla de la mente. Pensarse las cosas dos veces sólo hará que te lamentes aún más cuando yerres.
Me entretengo viendo mi cuerpo bailar y sigo divagando...
Esos ojos...me miran fijamente...
Ahora soy yo la que va a saltar, y a unirme con el corazón, con el cuerpo, con el viento, con la fragilidad, con las palabras que emocionan, saltaré por la ventana...
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