Miedo a saltar.
Miedo a correr sin tener a dónde llegar.
Miedo a decidir.
Miedo a sonreír sin tus manos.
Miedo a las alturas.
Miedo a alejarme
o a quedarme demasiado cerca.
Miedo a las arañas.
Miedo a las palabras que duelen en el alma.
Miedo a crecer.
Miedo a creer que no tenemos otra opción.
Miedo a la oscuridad.
Miedo a tu libertad
o a mi libertad.
Pero el peor miedo es el miedo a quedarme quieta,
a que me lleve el tiempo a su jaula de metales brillantes.
Peor es el miedo al arrepentimiento por no haberlo decidido antes,
peor es el miedo a no haberme dejado llevar.
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