No dejo de pensar en el día en que salí de allí, el día que perdí el miedo a temer y morí de miedo al volar.
Era un día con poco sol, amaneció la niebla embriagando la ciudad.
Escapé de allí, de aquellos brazos que no me apretaban lo suficientemente suave.
Salí de allí por la puerta, a pesar de las veces que me había planteado saltar por la ventana.
Me alejé de ti con el miedo agarrado todavía a mis talones y la lluvia mojándome las mejillas.
El olor de tu tabaco aún me quemaba en el pelo, recordándome las noches de soledad con tus recuerdos, no sé si me daba o me quitaba fuerzas para seguir huyendo.
La cuestión es que lo hice, salí de allí con la firmeza del que sabe que no va a volver.
Hice lo que tanto había pensado hacer.
Escapar.
016
miércoles, 25 de noviembre de 2015
martes, 24 de noviembre de 2015
Todo va bien
Los días y las noches se confunden a alta felicidad.
Te cuesta encontrar tus propias manos pensando en aquel que brilla más.
Los labios tergiversan las palabras encontradas buscando la que encuentre el final.
Caminamos sin rumbo fijo, pero a paso rápido, buscando encontrar algo que nos haga cambiar el sentido del dolor que sufrimos los días malos, y que nos haga cambiar también la culpa que nos trae la melancolía.
Así caminamos los que no sabemos lo que buscamos, vamos tan rápido que nos cuesta ver por dónde pisamos y a ti, a veces, te cuesta ver a quién pisas.
Te cuesta encontrar tus propias manos pensando en aquel que brilla más.
Los labios tergiversan las palabras encontradas buscando la que encuentre el final.
Caminamos sin rumbo fijo, pero a paso rápido, buscando encontrar algo que nos haga cambiar el sentido del dolor que sufrimos los días malos, y que nos haga cambiar también la culpa que nos trae la melancolía.
Así caminamos los que no sabemos lo que buscamos, vamos tan rápido que nos cuesta ver por dónde pisamos y a ti, a veces, te cuesta ver a quién pisas.
Pero no importa, todo va bien.
Y sonreímos.
Y sonreímos.
jueves, 19 de noviembre de 2015
Él tiene que ser
Él.
Tiene que saber volar. Puedo soportar que no sepa cantar y que, aún así, le guste hacerlo. Pero tiene que saber volar, y que lo haga de vez en cuando.
Tiene que saber bailar, no de la forma adecuada, tiene que saber dejarse llevar.
Puedo soportar que tenga miedos pero tiene que enfrentarse a alguno de ellos y que me enfrente a mí también a los miedos que escondo en los rincones más oscuros de los cajones olvidados.
Él tiene que ser.
Porque sino es él.
¿Quién va a ser?
Tiene que saber volar. Puedo soportar que no sepa cantar y que, aún así, le guste hacerlo. Pero tiene que saber volar, y que lo haga de vez en cuando.
Tiene que saber bailar, no de la forma adecuada, tiene que saber dejarse llevar.
Puedo soportar que tenga miedos pero tiene que enfrentarse a alguno de ellos y que me enfrente a mí también a los miedos que escondo en los rincones más oscuros de los cajones olvidados.
Él tiene que ser.
Porque sino es él.
¿Quién va a ser?
lunes, 16 de noviembre de 2015
Canciones de amor.
Que no es por razones,
que es por canciones por lo que te quiero,
aquí.
Es por todas las canciones de amor,
del mundo.
Voy a gritarte al oído
todas esas canciones de amor,
muy cerca,
hasta que se te rompa el tímpano y te llegue al lado más izquierdo del corazón.
Quiero que,
como a mí,
te ensucien la sangre todas nuestras canciones de amor.
que es por canciones por lo que te quiero,
aquí.
Es por todas las canciones de amor,
del mundo.
Voy a gritarte al oído
todas esas canciones de amor,
muy cerca,
hasta que se te rompa el tímpano y te llegue al lado más izquierdo del corazón.
Quiero que,
como a mí,
te ensucien la sangre todas nuestras canciones de amor.
domingo, 8 de noviembre de 2015
Entonces.
Cuando no me queden cielo ni espalda a la que aferrarme en el momento en que mis suspiros se quemen dejando cenizas en la piel.
Cuando mis pies no sepan guiarme a sus precipicios.
Cuando mis manos ya no se duerman de pensar en sus recovecos.
Cuando las sombras no se muevan en la noche.
Cuando la luz del Sol ya no me queme la piel dejando constelaciones de lunares.
Cuando deje de decirle al mundo que te quiero.
Cuando deje de decirte que te quiero.
Entonces,
y solo entonces
no habré dejado de quererte.
Cuando los días pasen lentos consumiéndose en algún cenicero lejano, como cigarrillos, abandonados.
Cuando la luz de la luna ya no entre a mi habitación.
Cuando los días ya no amanezcan en lugares lejanos.
Cuando mis brazos pierdan la fuerza en los abrazos.
Cuando deje de decirle al mundo que te quiero.
Cuando deje de decirte que te quiero.
Entonces,
y solo entonces,
habré dejado de tenerte.
Cuando mis pies no sepan guiarme a sus precipicios.
Cuando mis manos ya no se duerman de pensar en sus recovecos.
Cuando las sombras no se muevan en la noche.
Cuando la luz del Sol ya no me queme la piel dejando constelaciones de lunares.
Cuando deje de decirle al mundo que te quiero.
Cuando deje de decirte que te quiero.
Entonces,
y solo entonces
no habré dejado de quererte.
Cuando los días pasen lentos consumiéndose en algún cenicero lejano, como cigarrillos, abandonados.
Cuando la luz de la luna ya no entre a mi habitación.
Cuando los días ya no amanezcan en lugares lejanos.
Cuando mis brazos pierdan la fuerza en los abrazos.
Cuando deje de decirle al mundo que te quiero.
Cuando deje de decirte que te quiero.
Entonces,
y solo entonces,
habré dejado de tenerte.
viernes, 6 de noviembre de 2015
Él y Ella.
Mírala, ahí.
Sentada.
Leyendo.
Ignorando el mundo con todas sus catástrofes.
En sus ojos yo también olvido al mundo.
Me olvido incluso a mí mismo.
Mírala, sabe que la espío y sonríe.
Me mira.
+ ¿Qué miras?
- Te miro a ti.
Se ríe y vuelve a su lectura. Se retuerce un mechón y se muerde los labios. Sé que piensa en mí. Piensa en cómo la miro, con el deseo de besarle hasta los miedos que guarda en sus huesos cansados. Con los años los dos hemos perdido cosas, incluso nos hemos perdido a nosotros mismos un par de veces y también el uno a la otra. Hemos vivido catástrofes naturales y hemos creado nosotros nuestras propias catástrofes. Hemos sobrevivido, el uno muy cerca de la otra. Hemos vivido, tanto, que nuestros cabellos ya no tienen el mismo color, nuestros ojos han perdido la fuerza y nuestros cuerpos están cansados incluso al levantarnos.
Sin embargo, la veo ahí, leyendo.
Y parece la misma que conocí hace ya tantos años.
En realidad todo ha cambiado, ni nosotros somos nosotros mismos, no somos los mismos.
Pero ella sigue curándome las cicatrices, aunque algunas sean fruto de las heridas que ella me hizo. Y yo sigo aquí, mirándola, como la primera vez que entramos a esta habitación. Y sigo queriendo hacerle el amor, aunque muramos los dos en el intento.
Mírala.
Leyendo.
Sabe que voy a besarla en cuanto cierre el libro.
Sentada.
Leyendo.
Ignorando el mundo con todas sus catástrofes.
En sus ojos yo también olvido al mundo.
Me olvido incluso a mí mismo.
Mírala, sabe que la espío y sonríe.
Me mira.
+ ¿Qué miras?
- Te miro a ti.
Se ríe y vuelve a su lectura. Se retuerce un mechón y se muerde los labios. Sé que piensa en mí. Piensa en cómo la miro, con el deseo de besarle hasta los miedos que guarda en sus huesos cansados. Con los años los dos hemos perdido cosas, incluso nos hemos perdido a nosotros mismos un par de veces y también el uno a la otra. Hemos vivido catástrofes naturales y hemos creado nosotros nuestras propias catástrofes. Hemos sobrevivido, el uno muy cerca de la otra. Hemos vivido, tanto, que nuestros cabellos ya no tienen el mismo color, nuestros ojos han perdido la fuerza y nuestros cuerpos están cansados incluso al levantarnos.
Sin embargo, la veo ahí, leyendo.
Y parece la misma que conocí hace ya tantos años.
En realidad todo ha cambiado, ni nosotros somos nosotros mismos, no somos los mismos.
Pero ella sigue curándome las cicatrices, aunque algunas sean fruto de las heridas que ella me hizo. Y yo sigo aquí, mirándola, como la primera vez que entramos a esta habitación. Y sigo queriendo hacerle el amor, aunque muramos los dos en el intento.
Mírala.
Leyendo.
Sabe que voy a besarla en cuanto cierre el libro.
miércoles, 4 de noviembre de 2015
Él y Él.
Al verle hablar puedo sentir que el mundo se detiene. Que con la fuerza de su sonrisa es capaz de parar el mundo por mí, para mí. Le miro y me pregunta.
+¿Entiendes?
Me he perdido en su mirada, me he perdido mirándole a él. Me habla de sus pasiones, necesita viajar, salir de aquí, recorrer el mundo, conocer otros lugares, otras personas, y yo sólo quiero conocerle a él.
Quiero verle cada mañana a él, sólo a él.
Yo viajaría a su cama cada día, visitando los rincones de su cuerpo a los que nadie ha dado nombre. Sin nombrarlos, sin prometer nada. Simplemente volviendo a los mismos lugares cada día, con caricias, con besos o con el pensamiento.
Quiero perderme en él.
Porque sin él, yo estoy perdido.
Y es diferente la forma en la que me pierdo en él de la forma en la que me pierdo sin él.
Tengo muy claro que podría vivir sin ti, pero yo ya no sería el mismo después de ti.
Quiero verle cada mañana a él, sólo a él.
Yo viajaría a su cama cada día, visitando los rincones de su cuerpo a los que nadie ha dado nombre. Sin nombrarlos, sin prometer nada. Simplemente volviendo a los mismos lugares cada día, con caricias, con besos o con el pensamiento.
Quiero perderme en él.
Porque sin él, yo estoy perdido.
Y es diferente la forma en la que me pierdo en él de la forma en la que me pierdo sin él.
Tengo muy claro que podría vivir sin ti, pero yo ya no sería el mismo después de ti.
lunes, 2 de noviembre de 2015
Ella y Ella.
La veo dormir, tranquila. Con su cabello infinito esparcido por la almohada y no quiero despertarla. Quiero arrullarme en su respiración. Quiero quedarme en este segundo para siempre.
No quiero irme.
No puedo dejarla vivir el día sola sin mí.
No puedo dejarla y quedarme sola todo el día. Tantas horas y segundos sin su respiración calmada cerca, me arriesgaría a que me absorbiera la banalidad de los días de diario. El temor a no volver a encontrarla. Y quedarme sola.
Sola sin ella.
Para ser yo, tenemos que ser las dos.
Mi cuerpo y su cuerpo, como dos cuerpos gemelos, dos personas que parecen hechas de la misma piel.
Me voy a quedar aquí todo el día. Cerca de ella. Muy cerca. Me voy a quedar cerca de su oreja, susurrándole muy despacio "no te vuelvas a ir". Me voy a quedar cerca de su cuello, viendo cómo se eriza su vello con la suave brisa que dejo escapar entre mis labios en los susurros en los que me desnudo. Bajo el volumen de mis palabras por miedo a que se despierte. Temo no ser capaz de gritárselo.
NO TE VUELVAS A IR.
No quiero irme.
No puedo dejarla vivir el día sola sin mí.
No puedo dejarla y quedarme sola todo el día. Tantas horas y segundos sin su respiración calmada cerca, me arriesgaría a que me absorbiera la banalidad de los días de diario. El temor a no volver a encontrarla. Y quedarme sola.
Sola sin ella.
Para ser yo, tenemos que ser las dos.
Mi cuerpo y su cuerpo, como dos cuerpos gemelos, dos personas que parecen hechas de la misma piel.
Me voy a quedar aquí todo el día. Cerca de ella. Muy cerca. Me voy a quedar cerca de su oreja, susurrándole muy despacio "no te vuelvas a ir". Me voy a quedar cerca de su cuello, viendo cómo se eriza su vello con la suave brisa que dejo escapar entre mis labios en los susurros en los que me desnudo. Bajo el volumen de mis palabras por miedo a que se despierte. Temo no ser capaz de gritárselo.
NO TE VUELVAS A IR.
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Datos personales
- emme García
- Escribo todo lo que hay aquí cuando la niebla se apodera de mi mente y se desata la poca cordura que me queda. Cuando me grita el silencio, rompiéndome los tímpanos, que murió el viento en algún lejano acantilado preso del dolor de la lluvia en sus párpados.
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Camina, hasta que el mundo se acerque. O camina, hasta que te alejes del mundo. #literatura #leer #camina #vivir