Te cuesta encontrar tus propias manos pensando en aquel que brilla más.
Los labios tergiversan las palabras encontradas buscando la que encuentre el final.
Caminamos sin rumbo fijo, pero a paso rápido, buscando encontrar algo que nos haga cambiar el sentido del dolor que sufrimos los días malos, y que nos haga cambiar también la culpa que nos trae la melancolía.
Así caminamos los que no sabemos lo que buscamos, vamos tan rápido que nos cuesta ver por dónde pisamos y a ti, a veces, te cuesta ver a quién pisas.
Pero no importa, todo va bien.
Y sonreímos.
Y sonreímos.
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