Disculpa mis disculpas, las palabras tristes no suelen sentar muy bien.
Perdona mis "lo siento" que bajo el manto del invierno duelen más.
Pero limítate a escucharme, porque no volveré a repetirlo.
Te pido perdón por besarte a quemarropa y por hacer de cada roca en el camino una ilusión, y que fuera tuya esa ilusión. Perdón por engañarte y decirte que no me dolía, que eras tú quién partía.
Disculpa mis abrazos, quizá algunos intentaban ahogarte, quizá otros intentaban que te quedases allí para siempre. Nunca comprenderé la palabra siempre.
Lo siento por las caricias que quemaban y por los besos que dejaban cicatrices, el viento las irá mitigando hasta que desaparezcan y ni siquiera yo las recuerde, ni siquiera tú.
Perdóname también por quejarme al decir que perdía peso por ti, por fingir que mis huesos rotos eran culpa tuya, por pretender que tú me habías empujado por las escaleras cuando yo tropecé, tantas veces (torpe de mí), y por mis quemaduras y morados que no supe ocultar bien, perdóname también.
Perdóname por salir de casa sin ti, por acicalarme para otros, por tener amantes inexistentes, por parir hijos tontos, por gritar cuando les pegabas, por llorar cuando no tenía voz, por no saber aguantar los golpes, por ser débil, fea, tonta, imbécil, por ser una inútil y no saber cocinar, por tener la casa sucia y traer invitados, por no usar maquillaje o usarlo demasiado, por las faldas cortas cuando éramos novios, por acusarte de estar con otras, por hacerte beber demasiado (porque sino no habría forma de estar conmigo).
Te pido perdón por todo lo pasado.
Porque no volveré a pedirte perdón.
Pero limítate a escucharme, porque no volveré a repetirlo.
Te pido perdón por besarte a quemarropa y por hacer de cada roca en el camino una ilusión, y que fuera tuya esa ilusión. Perdón por engañarte y decirte que no me dolía, que eras tú quién partía.
Disculpa mis abrazos, quizá algunos intentaban ahogarte, quizá otros intentaban que te quedases allí para siempre. Nunca comprenderé la palabra siempre.
Lo siento por las caricias que quemaban y por los besos que dejaban cicatrices, el viento las irá mitigando hasta que desaparezcan y ni siquiera yo las recuerde, ni siquiera tú.
Perdóname también por quejarme al decir que perdía peso por ti, por fingir que mis huesos rotos eran culpa tuya, por pretender que tú me habías empujado por las escaleras cuando yo tropecé, tantas veces (torpe de mí), y por mis quemaduras y morados que no supe ocultar bien, perdóname también.
Perdóname por salir de casa sin ti, por acicalarme para otros, por tener amantes inexistentes, por parir hijos tontos, por gritar cuando les pegabas, por llorar cuando no tenía voz, por no saber aguantar los golpes, por ser débil, fea, tonta, imbécil, por ser una inútil y no saber cocinar, por tener la casa sucia y traer invitados, por no usar maquillaje o usarlo demasiado, por las faldas cortas cuando éramos novios, por acusarte de estar con otras, por hacerte beber demasiado (porque sino no habría forma de estar conmigo).
Te pido perdón por todo lo pasado.
Porque no volveré a pedirte perdón.