aquellas palabras más frías y cálidas y pálidas, aquellas palabras que alguien dijo una vez, sin querer, se cuelan hoy por debajo de mi puerta y se esconden en lo mullido de mi almohada...no me leas ni me escuches (dicen todas ellas a la vez)...y yo, empeñada en despensar...obedezco... y entonces en un descuido, en algún suspiro de un llanto, las respiro (que es más que leer o escuchar) las respiro... y me hacen temblar....
Escribo todo lo que hay aquí cuando la niebla se apodera de mi mente y se desata la poca cordura que me queda. Cuando me grita el silencio, rompiéndome los tímpanos, que murió el viento en algún lejano acantilado preso del dolor de la lluvia en sus párpados.
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